Con Roberto en las escaleras de Cusárare. Nótese la negrura de la mirada... si se alcanza a ver.
En días pasados pude volver a la sierra tarahumara: me trajo gratos recuerdos el acampar en Arareko, pasar por Batosarachic, cenar en Pizzas del Rey de Creel, ir a Cusárare y a Rekowata. Inclusive tomar un café en el Restaurant Veronica's.
En esos lugares todo sigue igual, da la impresión de que no pasa el tiempo.
En las cascadas de Cusárare, después de un concurso de clavados.
Los tarahumaras son los mismos y te ven con la misma mirada. De esta expedición dos cosas me llamaron la atención:
- la mirada negro-profunda e inexpresiva de los indios tarahumaras, en donde la pupila parece abarcar todo el color y,
- no sé si tengan un molde pero todos los mueñecos artesanales que representan tarahumaras, tienen exactamente la misma cara, con los mismos gestos.
Y el dato contrastante que me generó una duda aún no resuelta: una tarahumara con un discman puesto mientras trabajaba... qué música estaría oyendo?