Esta tarde, David llevó a mi cuartoficina un par de huevos –o blanquillos- pequeños, que le cabían en la mano, extraídos del extinto nido de las palomas ¿Qué hago con esto? Me preguntó. – Huevos estrellados, le contesté. - O duros, o al gusto.
Me dijo: - no, cómo crees.
Le sugerí que lo mejor sería preguntarle a alguien que sepa (…)
Los expertos recomendaron dejarlos “ahí”, en una esquina.
Cuando le pregunté a David si mañana iba a desayunar huevos de paloma, me dijo que no.
–Y entonces ¿qué va a pasar con ellos? Lo mejor hubiera sido que la paloma agarrara sus cosas y se fuera.
Pero me dijo que no, que en todo caso, la paloma los hubiera picoteado.
–Entonces qué va a pasar con los huevos? – Pues los dejé en el piso, igual y viene un gato y se los come.
Wednesday, March 22, 2006
Desayuno para gatos
Vete a volar a otro cielo
y deja abierta tu jaula
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1 comment:
No puedes jugar con la vida de esa manera. El interior de esos huevecillos tienen algo que jamás podrá ser construido en laboratorios. Es mejor que los dejes libres; arrójalos de un lugar muy, muy alto.
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