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Saturday, January 02, 2010

Personas e individuos

Dado lo que llamaría con libertad, la 'descomposición del género', cada vez más, nos vemos obligados a hacer deferencias no discriminatorias para referirnos a lo masculino y/o lo femenino; así, por ejemplo el ex – presidente Fox no hablaba de 'muchachos' solamente sino de 'muchachas y muchachos', 'mexicanas y mexicanos', como si el masculino -ex-genérico- no abarcara también lo femenino. Jaime Nubiola da un paso más al sugerir en su Taller de la Filosofía el uso de 'guías para un uso no sexista –no machista- del lenguaje'. Señala que «la búsqueda de un lenguaje no sexista arranca de la identificación de los elementos discriminatorios que todavía existen en la lengua castellana y aspira a proporcionar alternativas que eviten la perpetuación de la injusta discriminación en razón del sexo». Luego pone algunos ejemplos reconociendo que, en su libro no siempre ha seguido esta sugerencia:

  • 'el hombre' por 'varones y mujeres';
  • 'los alumnos' por 'los alumnos y las alumnas';
  • 'los filósofos' por 'quienes se dedican a la filosofía'

Otro caso, más complejo, «la superación de la óptica androcéntrica, que se refleja en tratamientos de cortesía no simétricos, o en la suposición habitual de que quienes escuchan o leen son varones. En caso de duda, algunos defienden la opción positiva en favor del uso de los genéricos femeninos: 'las personas', 'las estrellas de cine', o incluso para contrarrestar la ocultación tradicional de las mujeres: 'las lectoras', 'las oyentes', etc.».

También sugiere, dada «la indiferencia sexual de muchos campos semánticos o áreas de actividad en las que resulta irrelevante la condición sexuada de las personas, y por lo tanto, la tendencia a eliminar la asociación de las actividades profesionales a un sexo determinado».

En fin se entiende que ahora, las mujeres son bomberos, o policías, o árbitros, o abogados, o doctores, o licenciados o ingenieros. Y que un día, te abrirán la puerta del auto (si quien me lee, es caballero). Es difícil descender a la casuística y vivir estas pautas indefectiblemente.

A lo que voy: jóvenes y jóvenas (sic) se trata de distinguir lo que es distinto y no de igualarlo. Y hace unos días encontré una solución intermedia, en una conversación. Cuando alguien contaba una historia que a su vez le había narrado una persona del género femenino. Al cuestionarle que quién se la había contado, dijo: - me lo contó una persona. Así, haciendo una regla de tres, o análogamente, podemos decir que si te refieres a 'persona' te refieres a una mujer y si la historia te la narró un personaje masculino, podremos referirnos a él como 'individuo': - me lo dijo un individuo. Así, ni las personas ni los individuos, erraremos, porque errar es de 'humanos'.

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