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Thursday, August 23, 2007

silencio

Silencio. Es de noche. Silencio nocturno. El mundo (la mitad) dormido y un libro que espera ser leído, sobre la cama, bajo la luz de una lamparilla, que es la única luz del cuarto. Puedes estar muerto de sueño, pero el día no puede terminar sin la dosis habitual de unas diez o veinte páginas, que no cambias por nada. Lejos del ruido y de cualquier interrupción. Con la compañía de un cigarrillo, el mejor del día. Y así pasan y pasan libros cortos y largos. Los largos con ganas de quedarse, pero llega el momento –a veces pasan meses- en que tienen que ser ya sustituidos. Los ojos de la guerra, El Capitán Alatriste, una relectura de El Señor de los Anillos –qué mejor momento!-; algunos de Grisham, Singer (...); hace poco Juana de Arco , Palabras en la Arena y de unos días para acá, la Rebelión de las Cañadas, de Carlos Tello Díaz. Y así el contenido mental no es sólo el jurídico, ni el educativo sino también el «deportivo»: el imprescindible momento de la lectura deportiva… Cada quien sus adicciones, no?

4 comments:

Anonymous said...

esta severo cuando quieres avanzar, pero no quieres terminar...

a.o. said...

Acabas de describir un momento sagrado e intocable. Sin esos minutos de lucidez cultural y creativa el día no está completo. Por las noches leo Scientific American -revista a la cuál está suscrita Gero- y me aprovecho de la ciencia para alimentar mi imaginación. JA, más entradas de esta.

JA said...

Bueno Andrés: también el futbol es pasión y adicción, te lo recomiendo... y para muestra, la siguiente entrada.
Eso no obsta para estar totalmente de acuerdo en que el momento descrito es sagrado. Salud!

Luis Salas said...

Yeah, es cuando el cerebro y la imaginación empiezan a volar y trabajar un poco más!